
Los conocemos por las grandes contribuciones que hicieron a la historia y aunque a menudo pensamos en ellos como estos seres míticos que se dedicaban todo el día a ser brillantes y pronunciar frases célebres, la realidad es que tenían tantas fallas como cualquiera. Conoce sus historias de barra y ve con quién compartes aficiones etílicas.
Winston Churchill
Fue uno de los hombres más inteligentes que ha existido y responsable en gran medida del éxito de los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Sus hábitos de consumo fueron tan famosos que en un viaje que hizo a EUA durante la Prohibición llevó una receta médica que justificaba su consumo de alcohol. Esto es lo que bebía diario: 6 whiskys con soda, 2 botellas de champaña, 1 cognac, 1 amontillado y un brandy.
Edgar Allan Poe
Tuvo una vida llena de éxitos pero terminó de manera trágica por su conocido alcoholismo y afición al láudano y el opio. Comenzó a beber desde la universidad pero fue la muerte de su esposa lo que lo llevó a un consumo regular para refugiarse de su dolor. Su final llegó en 1849 cuando fue encontrado en una taberna con una intoxicación etílica y aunque fue llevado al hospital, falleció debido a años de excesos alcohólicos.
Ernest Hemingway
Comenzó a beber desde los quince años y así explicaba su afición mencionó en una de sus cartas: “Nada me da más placer. Cuando trabajas duro todo el día con la cabeza y sabes que tienes que trabajar de nuevo al día siguiente, ¿qué otra cosa puede cambiar tus ideas y hacerlas correr en otro plano que el whisky?”. Es ampliamente conocido su afición por el mojito y el daiquiri que adquirió durante su vida en Cuba, tanto que el bar Floridita tiene una estatua suya en el lugar que se sentaba.
Charles Dickens
Aunque creció siendo pobre, su trabajo como escritor le valió reconocimiento y fortuna gracias a Las Aventuras de Oliver Twist y Un Cuento de Navidad. El escritor era un gran aficionado del vino y el jerez. La cava de su casa en Kent estaba llena de ron, jerez, brandy y whisky escocés.
Stephen King
El maestro del terror fue un alcohólico empedernido ya que durante toda su vida tenía numerosos fobias y lo único que le ayudaba era escribir y beber. Aunque ahora lleva décadas de sobriedad él mismo ha declarado y escrito que no recuerda gran parte de los ochenta porque los vivió borracho.
por Issa Plancarte